Gallos y pibones


Después de publicar mis aventuras con los gallos en el pueblo, los auténticos, los del kikirikiii, ya sabéis, me hicieron un comentario que me ha inspirado para esta semana:

“Pensaba que ibas a hablar de los gallos-plastas que aparecen en los pueblos cuando llega alguien nuevo”.

Temazo.

Porque a ver, quién no ha veraneado en un pueblo ¿ehhhh? Que tú llegabas allí y vualá (ya sé que no se escribe así señora profesora de francés, que algo aprendí, palabrita).

Vualá, iba diciendo, en el viaje en coche, apretujada, sin reposacabezas y sin aire acondicionado te habías convertido en un pibón, que decíamos cuando se podía fumar hasta en la consulta del médico…

Era pisar el parque y, ya podías tener 7 o 17 años, todos los chavales de tu quinta a por ti. Tenía su gracia, aventuras de verano lo llamábamos.

Curiosamente, algunas de aquellas aventuras rozaba el acoso

Los tiempos cambian me diréis ¡ja! Babosas hay en todos los tiempos y en todos los sitios, simplemente sabes torear mejor.

A ver, que es normal que la novedad llame la atención, que no es lo mismo veranear en New York que no te va a mirar ni el portero del edificio, que en un pueblo que ya se tienen muy vistos.

Pero es que es sacar culo de coche, estirarse para volver a tener forma de persona humana y aparecer alguien a darte la brasa con el “¿qué hace una chica tan guapa sola en mi pueblo?”

“Tirarme un pedo tranquila, ¡coño! “

Y no, no me refiero a la gente maja, agradable y maravillosa que te recibe con los brazos abiertos,  sea la primera vez o la novena.

Bueno, normalmente a la novena ya te conocen y dicen algo así como “buenooo ha vuelto Chicho terremotooooo”.

Esa gente siempre es bien.

Aunque hayas madurado y ya no te subas a las barras de los bares, más que nada porque tienes una edad y romperte la cadera de un batacazo ya no entra en tus planes.

Pero has madurado.

Esa gente mola, aunque te sigan sacando los colores recordándote el verano del 98…

De quien hablo yo es del chaposo, que no te suelta en siete horas y encima dice que te tiene conquistada ¡Señor dame paciencia o un bate de beisbol, pero dame algo!

Pero como no me gusta alargarme, por aquello de no aburrir, lo dejo aquí, pero amenazo con seguir con el tema y sacar los colores a más de uno o una…

Chaíto.

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